En consecuencia a los efectos de la viralidad y la justicia online de las masas, se va creando cada vez más lo que se llama una espiral del silencio, donde la gente cada vez más se limita a decir en redes sociales lo que está socialmente aceptado y nada más. Al igual que en la vida real, que si alguien dice o hace algo fuera de los límites establecidos por su entorno social acaba siendo marginado, en las redes sociales empieza a pasar lo mismo.
Al final la gente muchas veces dice lo que el resto espera escuchar (aunque no sea exactamente lo que piensan), por miedo a diferir del grupo o ser excluidos. Además, de hace ya tiempo, queda evidenciado que las redes sociales afectan a la vida real en lo personal y profesional, habiendo gente que ha perdido su empleo o que ha ido a visitarles la policía por decir algo fuera de tono, u otras cosas.
Sea como sea, internet no deja de ser un reflejo de la vida real, y poco a poco empieza a parecerse cada vez más, y al final si alguien piensa algo, mejor decirlo en un perfil cerrado y compartido sólo entre sus amigos o ni siquiera eso, ya que se corre el riesgo de una captura de pantalla, que alguien lo haga público y que empiece a viralizarse y ser ajusticiado online por las masas y su sentido de lo que es socialmente correcto. (que no siempre es lo correcto, recordad los tiempos de quemar en la hoguera a la gente por decir que la tierra era redonda..)
Consecuencia de todo esto: la gente prefiere subir fotos de gatitos, bebés, comida y selfies en la playa o de fiesta, e ir poniendo links de temas del día a día, poniendo a parir a los de siempre (los que toda la sociedad critica en general), pero cada vez es más difícil llegar a saber cómo es alguien, cuales son sus ideales o como piensa sólo leyéndole a través de las redes sociales. Salvo los que hablan de temas concretos porque lo hacen para hacerse marca personal.
De ahí que Instragram esté arrasando en engagement respecto a Facebook o twitter.
Aquí os dejo un link (en inglés) que habla al respecto de eso.